por Jorge Luis Mari Becerra
7 de Junio del 2010
Nos sentamos en el banco
de aquel parque solitario
junto a los mudos grillos
y entre mariposas muertas.
Cuando opté por invitarte
las ideas más eróticas
que imaginar pudieras.
Y al acceder a ello
cual una perra ruina
impetuoso, desesperado
me di pronto a la tarea.
Más, al terminar la abrupta
incursión a la lascivia
me quede anonadado
sin recordar QUIEN ERAS.
domingo, 4 de julio de 2010
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